Como mezclar, ecualizar y comprimir una batería
Hemos decidido elegir este instrumento ya que es más complejo de mezclar. Debido a la simultaneidad de fuentes, donde en la mayoría de los casos son tomadas en forma independiente, requiere un especial cuidado a la hora de lograr una buena imagen estéreo, como así también correcto paneo.
En lo que respecta al timbre, dependiendo del estilo musical se intentará mantener tal cual es el instrumento acústico (folklore, jazz, acústicos, y a veces en rock) o se cambiará parcial o totalmente con fines estéticos (rock en casi todas sus variedades, pop, etcétera). A continuación, evaluaremos cada uno de los cuerpos de la batería, su dinámica y sus frecuencias más importantes.
El Bombo
Sección titulada «El Bombo»Es uno de los cuerpos más importantes, y debe trabajarse con extremo cuidado, ya que su presencia puede ser dañina a la mezcla, o no aportar peso considerable. Es importante no gastarse toda la mezcla en el bombo, y se debe recordar que, si bien el bombo tiene la mayor parte del grave de la banda en ciertos instantes, también hay otras fuentes de baja frecuencia. Es por ello que, si al ecualizar encontramos un buen color en el golpe, darle un poco menos puede permitir en muchos casos mayor claridad a la suma del resto de los eventos sonoros.
- En el caso del rock, el golpe se encuentra entre los 60Hz y los 80Hz, raras veces en frecuencias más altas. Frecuencias inferiores aportan un buen color, pero se debe ser cuidadoso con su exceso. Frecuencias levemente superiores suelen ser indeseadas, enmascarantes, y en la mayoría de los casos se filtran. El color de la madera que ronda los 400Hz a 600Hz (resonancia estándar del bombo de 22 pulgadas) también suele desecharse. El ataque del parche (el famoso kick), ronda entre los 2kHz y 5kHz, aunque también las frecuencias del orden de los 8kHz-10kHz aportan a este fin para ciertos estilos de rock como el metal.
La compresión es fundamental en este caso para homogeneizar los golpes. Se utilizan radios del orden de 3:1 a 6:1. Dada la composición en baja frecuencia, se requieren tiempos de ataque que dejen pasar al menos una longitud de la frecuencia más baja presente, no sólo para percibirse el impacto, sino para evitar distorsiones notorias (entre 5 y 20ms). El tiempo de reléase pueden oscilar los 150-250ms para lograr un sonido compacto y con sostenimiento. Respecto a la reducción, a mayor compresión, menor relación de kick suele haber. A veces es de gran utilidad comprimir e ir subiendo el umbral hasta conseguir el sonido deseado.
- En el caso del pop, el bombo generalmente golpea en los 100-125Hz, aunque también se suele mezclar con bombos sintetizados con golpe cercano a los 40Hz. La idea es lograr sonoridad y peso tanto en parlantes grandes como pequeños. El agudo del parche no se marca tanto en estos casos. Compresiones del orden de 3:1 a 5:1 con ataques cortos y relevos moderados dan buenos resultados.
- En el jazz, el bombo no cambia en nada respecto al sonido original. Su golpe ronda los 100Hz, con mucho sonido de madera sus resonancias. La compresión no está bien vista en estos casos.
- En el caso del reggaetón, el bombo golpea o en 80Hz o en 160Hz, dependiendo del tipo de canción. Son fuertemente comprimidos y con raleases muy largos para lograr mucho sostenimiento.
El tambor es uno de los tantos instrumentos en los cuales su timbre no se capta tal cual es en las cercanías. Incluso en el caso de presentar bordona, es recomendable el uso de un micrófono por encima y otro por debajo. Respecto a esto último, trabajar con inversión de fase al sumar ambas señales no siempre es lo adecuado, ya que, si bien los graves no se anularán, ciertas frecuencias agudas sí lo harán (para distintos rangos en cada uno de los casos). Conmutar el inversor de fase para encontrar la coloración deseada y quitarle graves a una de las dos señales en el caso de que la elegida sea en fase puede ser de gran utilidad.
Cada tambor posee su personalidad, pero la gran mayoría posee su cuerpo entre los 130-250Hz, dependiendo de la profundidad de la caja y la tensión de parches. Las resonancias oscilan los 400-500Hz e incluso hasta 800Hz, las cuales pueden ser tanto deseadas como indeseadas. El despegue ronda los 2.5kHz y el parche alrededor de los 5kHz. La bordona posee espectro mucho más ancho, abarcando desde los 4kHz hasta los 10kHz inclusive.
La rápida respuesta del tambor implica un gran ancho de banda en cada golpe, lo que presupone una gran sonoridad. Filtros a los extremos suelen utilizarse con fines de limpieza, aunque en alta frecuencia la utilización de un pasa bajos deberá ser criteriosa. Reducir en medios graves puede ser útil para no opacar otros eventos sonoros.
- En el rock, se suele buscar contundencia y ataque, lo que implica un tiempo de ataque entre 5-10ms, y raleases del orden de 100ms para golpes veloces y de 250ms para sonidos más profundos y tonales. Los raleases cortos permiten resaltar mejor tanto bordona como ataque.
- En el pop de los 80´s, los ataques son muy cortos y tiempos de reléase largos, acompañados de gated-reverb.
El uso de compuertas debe ser muy cuidadoso si en la ejecución hay notas fantasmas.
Los Toms
Sección titulada «Los Toms»Hay muchas variantes a la hora de trabajar con toms. Hay quienes prefieren utilizar clips, aunque los mejores resultados se obtienen con micrófonos en pie. Lo ideal es utilizar el mismo tipo de micrófono para cada tom, a excepción del tom de piso, donde puede optarse por un micrófono con mayor sensibilidad para bajas frecuencias.
El golpe del parche para todos los toms ronda los 5kHz. Frecuencias del orden de los 10kHz también aportan a su claridad. El tom de piso posee el golpe y el cuerpo en aproximadamente 80-100Hz. Tom Uno y dos aproximadamente entre 200 y 1500Hz, respectivamente.
En rock and roll las frecuencias cercanas a 800-1000Hz no suelen filtrarse, mientras que en géneros más duros sí, donde también suele acentuarse excesivamente la banda de agudos.
El uso de compuertas y compresores queda a criterio de la estética buscada. En el caso del pop se suelen comprimir demasiado. Para otros géneros de rock, se suele mantener su dinámica lo más intacta posible, y con respecto a las compuertas, sólo se utilizan como medio de limpieza si es que es requerido. En estudio este trabajo es recomendable hacerlo en forma manual.
Hit-Hat
Sección titulada «Hit-Hat»Es uno de los pilares de la rítmica que implica un especial cuidado. Generalmente se toma con micrófonos de condensador, lo que implica una importante toma de las demás fuentes de ruido de la batería.
Las diferencias de volumen entre Hit-Hat cerrado y abierto pueden ser notorias en algunos casos. Utilizar radios de compresión del orden de 3:1 con ataques extremadamente cortos y tiempos de reléase del orden de 100ms otorgan buenos resultados.
Utilizar filtros pasa altos cerca de los 100Hz puede ser de gran ayuda para filtrar espurias y evitar flujos de aire al cerrarse si es que no fue bien hecha la toma. Sintonizar el filtro hasta los 200Hz también puede aportar mayor claridad a la suma en la mezcla.
A su vez el Hit-Hat también posee medios graves, aunque no lo parezca. Frecuencias del orden de los 350Hz cobran un rol importante en su timbre.
Las frecuencias del orden de 3kHz definen tanto claridad como rudeza, lo que implica un especial cuidado. Frecuencias del orden de 10kHz (e incluso hasta los 16kHz) definen su brillo.
Los Over-Heads
Sección titulada «Los Over-Heads»En algunos casos la ecualización radica del tipo de toma realizada, especialmente en lo que refiere las bajas frecuencias. Cuando la toma de over-heads es complemento de las tomas de cuerpos individuales, sólo para tomar platos, es vital el corte en bajas frecuencias. Caso contrario, sólo con un corte de graves hasta los 80Hz. No suele usarse compresión, ya que muchas veces puede bombear la caída de los platos.
El Ride
Sección titulada «El Ride»En el caso del Ride, si la toma tiene buen carácter de campana, con sólo filtrar por debajo de los 300Hz alcanza. Se debe ser cauteloso con frecuencias cercanas a 1kHz, tanto en su sobra como en su falta. Para el jazz, los 6.5kHz del raspado también deben tener el mismo cuidado.